La cocina es uno de esos lugares a los que más recurrimos en nuestros hogares, donde preparamos deliciosas comidas y compartimos momentos especiales.
Por eso, mantener el horno limpio es clave para que funcione correctamente y para evitar olores desagradables o la acumulación de bacterias y hongos. Aunque muchos optan por usar bicarbonato de sodio o vinagre, hay un truco aún más sencillo que solo requiere un ingrediente que seguramente ya tenés en tu cocina.
El horno es una herramienta esencial las cocinas, pero su falta de limpieza puede acarrear graves consecuencias para la salud. A continuación, se detallan los peligros más significativos:
Acumulación de grasas y residuos: la falta de limpieza provoca la acumulación de grasas y restos de alimentos, que pueden inflamarse durante el uso del horno, generando humo y un riesgo de incendio.
Contaminación bacteriana: la suciedad en el horno puede convertirse en un caldo de cultivo para bacterias, como la Salmonella y E. coli, que pueden contaminar los alimentos y causar enfermedades gastrointestinales.
Alteración del sabor de los alimentos: los restos quemados y grasas rancias pueden transferir sabores desagradables a los alimentos, arruinando la comida y disminuyendo su calidad.
Eficiencia energética: un horno sucio requiere más tiempo y energía para alcanzar la temperatura deseada, lo que se traduce en un mayor consumo energético y, en consecuencia, un aumento en las facturas de electricidad.
Desgaste prematuro del electrodoméstico: la acumulación de suciedad puede afectar el funcionamiento del horno, causando daños que pueden llevar a reparaciones costosas o incluso a la necesidad de reemplazar el aparato.
Olores desagradables: la descomposición de restos de alimentos puede generar olores persistentes y desagradables, afectando el ambiente de la cocina y el hogar en general.
Riesgo de alergias y problemas respiratorios: la acumulación de polvo y grasa puede contribuir a problemas respiratorios y alergias, afectando especialmente a personas con condiciones preexistentes.
¿Cómo limpiar el horno?
Un solo ingrediente de cocina puede transformar la tarea de limpiar el horno. El limón, conocido por sus propiedades desengrasantes, se convierte en un eficaz limpiador natural gracias a su jugo ácido.
A continuación, te explicamos cómo utilizarlo y qué precauciones tener en cuenta durante la limpieza.
Ingredientes
2 limones
Agua
Un recipiente apto para horno
Esponja o paño de limpieza
Guantes (opcional)
Pasos para limpiar el horno
Preparar la mezcla: corta los limones por la mitad y exprime el jugo en el recipiente. Agrega una taza de agua al recipiente con el jugo de limón.
Colocar en el horno: precalienta el horno a 200 °C (aproximadamente 400 °F). Coloca el recipiente con la mezcla de limón y agua en el horno.
Dejar actuar: deja que la mezcla se caliente en el horno durante unos 30-40 minutos. El vapor generado ayudará a aflojar la suciedad.
Limpiar las superficies: apaga el horno y deja que se enfríe un poco. Retira el recipiente con cuidado (usa guantes si está caliente). Con una esponja o un paño, limpia las superficies del horno, prestando especial atención a las áreas con grasa y manchas.
Enjuagar y Secar: humedece un paño limpio con agua y pásalo por las superficies para eliminar cualquier residuo de suciedad y limón. Seca con un paño seco o deja la puerta del horno abierta para que se airee.
Limpiar las Rejillas (opcional): si lo deseas, puedes sumergir las rejillas en agua caliente con limón durante unos minutos y luego limpiarlas con una esponja.
