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El Real Madrid certifica una apoteósica remontada ante el Espanyol y cierra el marcador con 4-1

Los jugadores del Real Madrid Vinicius y Mbappé (REUTERS/Juan Medina)
Los jugadores del Real Madrid Vinicius y Mbappé (REUTERS/Juan Medina) (Juan Medina/)

El gris empieza a virar de nuevo a blanco. Un mes después de que el Real Madrid diera el pistoletazo de salida a la temporada, todavía no había sido capaz de encontrar su ritmo, de encontrar esa sintonía sobre el verde que lucía la temporada pasada. El Espanyol era el siguiente equipo a batir en el Santiago Bernabéu. Y ahí, en el templo, en Chamartín, el equipo ha vuelto a encontrarse. Un fallo de Courtois le ha hecho empezar por debajo en el marcador. Ni un atisbo de nervios en los jugadores blancos. Sabían lo que estaban haciendo, las ocasiones que estaban creando y que el balón entrara en portería era solo cuestión de tiempo. Y así ha sido. Carvajal ha hecho el primero para empatar el encuentro, Rodrygo lo ha puesto por delante, Vinicius ampliaba la distancia y Mbappé ponía la guinda al partido.

Después de que la Real Sociedad plantara cara al club blanco y solo consiguiera salvarse gracias a dos penaltis y de que el Stuttgart casi les costara su primera derrota en Champions, el sentir entre las filas madridistas es que el equipo no era capaz de encontrar la tecla correcta para hacer que todas las piezas del tablero encajaran. El Real Madrid ganaba, pero no convencía. Ya no era el primer ni el segundo partido de la temporada, ya no había excusas para un equipo y un juego que distaban mucho de ser lo que fueron. Pero a veces solo hace falta tener paciencia, esperar y sobre todo creer. Creer en un equipo y un entrenador que saben lo que es arrasar en todas las competiciones, que saben lo que es ser el mejor del mundo. Y entonces llegó.

Los blancos saltaban al verde en casa, en el Bernabéu. El colegiado señalaba el inicio del encuentro, el balón echaba a rodar. El Real Madrid quería el balón, se sentía cómodo y eso rápidamente se ha empezado a notar. Los jugadores conseguían conectar, conseguían crear y sobre todo crear ocasiones de peligro. Arriba, Mbappé ha sido el actor protagonista de todos los ataques de los de Carlos Ancelotti. Ha sido él el autor de todas las ocasiones de peligro, pero el balón no entraba. No importaba, estaban consiguiendo eso que no habían sido capaces de hacer en toda la temporada. El Madrid se estaba gustando y estaba gustando.

Solo Bellingham ha estado cerca de romper ese juego que estaban registrando los blancos después de que en una jugada cayera al suelo y se llevara la mano al hombro, ese que ya el año pasado le dio guerra. Tras unos instantes de incertidumbre y tensión, el inglés volvía a saltar al verde para mover la pelota en las filas blancas. Los minutos pasaban y las ocasiones se sucedían, pero el gol no llegaba. No eran capaces de batir a Joan García y adelantarse en el marcador. Y así concluían los primeros 45 minutos y los 22 jugadores enfilaban el túnel de vestuarios.

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Fuente: InfoBae

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