Toto Caputo le dio el control de los puertos a un ex funcionario de Dietrich señalado por permitir un festival de empresas fantasmas
Detrás del desplazamiento de Fernando Vilella de Bioeconomía estuvo la mano del ministro de Economía Luis “Toto” Caputo y de su mano derecha, Juan Pazo. La jugada fue a cielo abierto y no se preocuparon demasiado en camuflarla. En lugar del ingeniero agrónomo asumió Sergio Iraeta, cuñado de Pazo. De esta manera, Caputo se hizo de la botonera del sistema agrindustrial, una de las principales puertas de ingreso de dólares.
A fines de mayo, Caputo había impulsado el nombramiento de Pablo Benfatto en un área sensible del Senasa, la coordinación, fiscalización y control de las operaciones portuarias del Gran Rosario, que tiene jurisdicción sobre uno de los polos agroexportadores más grandes del mundo. Entre otras cosas, el perito clasificador de granos decidirá sobre la habilitación de las bodegas de los buques.
Benfatto es de extrema confianza del ex presidente del PRO, Cristian Cunha, que ya lo había puesto a controlar barcos en el 2017 durante la gestión de Macri y con Guillermo Dietrich al frente de Transporte. En ese entonces, Cunha fue director del Senasa y Benfatto integró ese equipo.
El objetivo de aquella administración fue la desregulación de los controles y para ello, corrieron al Senasa de la habilitación de bodegas y servicios portuarios, un negocio que mueve millones en dólares. A modo de ejemplo, cuando llega un buque a zona de terminales, se debe verificar que sus bodegas están aptas sanitariamente para recibir granos, aceites o harinas para evitar su contaminación. Esa tarea la hacía el Senasa hasta que Dietrich, Cunha y Benfatto corren al organismo.
A partir de allí, los controles pasaron a manos de empresas privadas, muchas de ellas creadas por ese tiempo y a las apuradas para hacerse del jugoso negocio. Algunas ni siquiera tuvieron la prudencia de crearse una página web. De hecho, el mismo Benfatto es titular de la empresa Port Solutions S.R.L. dedicada a la desinfección, fumigación y mantenimiento de tanques, actividades compatibles con los que se prestan en los buques.
Lo cierto es que en 2022, durante el gobierno de Alberto Fernández, Senasa hace un convenio con la Oficina Anticorrupción creando el RITE -Registro de Integridad y Transparencia para Empresas y Entidades- que nivela la responsabilidad empresarial de las terciarizadas con la de funcionario público.
Para sorpresa, de 54 empresas inscriptas en el Senasa para prestar servicios portuarios, 14 no se registraron en el RITE, más del 25% siendo un negocio multimillonario: “Porque no pasaban un control a riesgo de ir en cana”, explicó un funcionario de carrera del organismo que habló con LPO.
Según la misma fuente, Cunha y Benfatto les dieron el negocio a estas firmas sin ninguna auditoría estatal. “Les cobraban tarifas planas a los buques para habilitarles las bodegas. A veces ni iban a chequear y decidían de manera discrecional qué barco podía cargar y cual no”. Se sabe que la estadía diaria de una embarcación sale una fortuna, “¿te imaginas lo que está dispuesto a pagar para que lo despachen rápido?”, preguntó con suspicacia un funcionario.
Pero el paso de Cunha y Benfatto por el Senasa fue turbulento y la designación del ex presidente del PRO terminó en el fuero federal porque su nombramiento se concretó en el 2017 pero tomó decisiones administrativas desde el 2016, entre ellas, el desplazamiento de personal de carrera.
En el Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria aseguran que quien hizo zafar a los funcionarios fue el polémico juez Marcelo Bailaque quien atraviesa una complicada acusación en el Consejo de la Magistratura por su dudosa actuación en una causa contra el jefe narco Esteban Alvarado.
Ahora, a través de funcionarios vinculados a Luis Caputo, Pablo Benfatto fue nombrado al frente del Senasa Rosario donde volverá a controlar el tráfico portuario en el complejo agroexportador donde sale el 80% de la producción que se destina al mercado internacional.
Fuente: La Politica On Line