Datos, conocimiento y acción: una mirada a fondo sobre los desafíos de la conectividad rural en Argentina
La conectividad y el acceso a Internet en el campo argentino es un gran desafío, que involucra no solo la mejora en la productividad sino también en la calidad de vida de quienes día a día trabajan en el ámbito rural.
Si bien los avances tecnológicos de los últimos años mejoraron de manera notable las comunicaciones, todavía se registran enormes asimetrías entre la infraestructura disponible en los grandes centros urbanos y el campo.
En el marco de Agro Management 2024 -organizado por Infocampo y la Rural S.A– Juan Pablo Cosentino -de la Universidad Austral- fue el moderador del panel “Conectividad y Digitalización”, en donde participaron Tomás Liceda, de la firma Telecom; y Luciano Sambataro, de Cacta.
Tras el panel, dejó sus impresiones sobre los desafíos que enfrenta la conectividad en el campo.
-¿Cómo se puede abordar a la conectividad en nuestro país, enfocada en el ámbito rural?
-En una Argentina que se ha concentrado en los grandes centros urbanos, las necesidades y los despliegues en la ruralidades no están porque no hay gente. Básicamente, es la lógica del negocio: si no hay demanda genuina de personas no lo pongo. Con el paso del tiempo y conforme se ha ido tecnificando el agro y la ruralidad, la necesidad de conectividad para incorporar tecnología a los procesos de la cadena agroindustrial pasa a ser un activo necesario y fundamental. Entonces, lo que ocurre es que el modelo tradicional de despliegue basado en cantidad de personas queda obsoleto, de cara a una ruralidad despoblada, pero altamente productiva que requiere tecnología para crecer aún más. Esa mirada de crecimiento que requiere incorporación de tecnología plantea escenarios nuevos, sobre cómo lograr estos despliegues en conectividad con lógicas vinculadas a estas necesidades.
-Te escucho hablar de conectividad que llega al campo y me imagino una cosechadora último modelo que trae muchas aplicaciones digitales. Pero si no tienes Internet no hay conectividad
-Mucho de lo que sucede con toda esta maquinaria es que ofrecen servicios de valor agregado, que sin la conectividad pueden ser dados, pero de una manera esporádica en el momento que tenga conectividad. En el momento que no tenga conectividad, lo que va a suceder es una exposición tardía de un problema, que ya pasó y no se cumple ese rol que decíamos de dato, conocimiento y acción para lograr la adaptabilidad y darme una predicción y una recomendación. El tiempo transcurrió, el dato perdió validez y mi máquina se rompió.
-En este proceso, ¿qué rol juega la inmediatez?
-Esto hace a un concepto que es clave: el tiempo real es muy importante verlo. Quizás en la lógica tradicional de los cultivos extensivos se piensa en meses; sin embargo, el ingeniero y el asesor hacen recorridos con frecuencia. Lo que puede ir ocurriendo en el tiempo y no me doy cuenta son incrementales que sí podrían verse a través de un sensorizado o de una observación con cámara. Con esto se puede mejorar, atacar un problema por adelantado y lograr los objetivos planificados.
-¿Cómo llevamos la conectividad de manera sostenible a la ruralidad?
-La sostenibilidad en términos de conectividad tiene que ver con que yo compro un producto que es a prueba de futuro y resistente al pasado, en donde las generaciones previas puedan adaptarse a las generaciones futuras. Si lo que compro me sirve una vez para una generación, cambia y lo tengo que tirar no hay sostenibilidad porque no hay ecosistema, porque no hay economía de escala porque y muchas cosas que hacen que eso puede ser factible. Entonces, la mirada de sostenibilidad en la conectividad tiene que ver mucho con eso con que yo puedo comprar un teléfono a un valor accesible y asequible. ¿Cómo lo logro? Porque hay mucha gente consumiendo este producto y con la economía de escala logro bajar costos.