Cuando Marlaska rechazaba eliminar las pelotas de goma para reformar la ‘ley mordaza’ que ahora el Gobierno ha pactado con EH Bildu
En marzo de 2023, la reforma de la ley de seguridad ciudadana, conocida como ley mordaza, fracasó en el Congreso por la falta de entendimiento entre los partidos del Gobierno de coalición (PSOE y Unidas Podemos) con ERC y EH Bildu, principales socios parlamentarios del Ejecutivo para que la modificación de la polémica norma de Mariano Rajoy saliera adelante. La incapacidad de la izquierda de abordar una de sus principales reivindicaciones, en la ocasión más propensa para ello tras varios intentos frustrados en el Congreso, dio paso a una batalla por el relato y por la búsqueda de culpables.
El motivo por el que las izquierdas independentistas rechazaron el texto en el penúltimo paso de su tramitación (la votación del dictamen en la Comisión de Interior) se basó en la imposibilidad de que la reforma eliminara de forma expresa el uso de las pelotas de goma, prohibiera las devoluciones en caliente de migrantes en la frontera y desactivara las faltas de respeto a los agentes (artículo 37.4) y el delito de desobediencia (36.6).
Sin embargo, y contra todo pronóstico, este jueves se abrió una ventana de oportunidad después del acuerdo sellado entre las formaciones que integran el actual Ejecutivo de Pedro Sánchez, PSOE y Sumar, con EH Bildu. Tras semanas de discretas negociaciones, este pacto fue posible después de que se desencallaran, precisamente, los cuatro aspectos que hace un año y medio impidieron que las dos formaciones independentistas avalaran la modificación de la ley.
Cabe destacar que, aunque el PSOE se abrió a “modelar” las faltas de respeto y a reducir como falta leve el delito de desobediencia en los últimos compases de la anterior negociación, los socialistas fueron muy claros en su rechazo a eliminar de manera expresa las pelotas de goma y abogaban por dar una patada hacia adelante a cualquier aspecto relacionado con las devoluciones en caliente de migrantes en la frontera.
De no acabar con las pelotas de goma a aceptar su eliminación “progresiva”
En la negociación del PSOE con Unidas Podemos para registrar enmiendas conjuntas a la reforma de la ley mordaza, Marlaska vetó la prohibición de las pelotas de goma. De este modo, la propuesta que finalmente llevaron los partidos del Gobierno se limitaba a señalar que “las autoridades competentes deberán desarrollar protocolos específicos, de acuerdo con los estándares internacionales, sobre el uso de la fuerza y la utilización de material antidisturbios, en orden a utilizar siempre los medios menos lesivos para las personas y evitando aquellos que causen lesiones irreparables”.
Pero este intento no logró seducir a sus socios parlamentarios. Sin embargo, a tenor del acuerdo dado a conocer este jueves por los representantes de EH Bildu, el Gobierno se compromete ahora a “sustituir progresivamente el uso de los proyectiles cinéticos denominados balas de goma por otros menos lesivos”, una línea roja para el Ministerio del Interior en la pasada legislatura.
El propio ministro del ramo, Fernando Grande-Marlaska, siempre ha defendido el uso de material antidisturbios y no se ha opuesto a la utilización de las pelotas de goma. En febrero de 2022, preguntado por una propuesta de los socios del Gobierno de eliminar las pelotas de goma como material antidisturbios, el ministro apostó por el empleo de “todos los medios de disuasión con necesidad y proporcionalidad”. “Eso es lo importante, que se utilicen en parámetros de necesidad, proporcionalidad e idoneidad”, apostilló.
Asimismo, el pasado mes de junio, su número dos, el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, rechazó en el Congreso eliminar las pelotas de goma como material policial de los antidisturbios y descartó en la reforma de la ley mordaza se pueda abordar la supresión de las devoluciones en caliente o rechazos en fronteras. Este último era otro importante escollo que impidió el acuerdo en marzo de 2023.
Las excusas del PSOE para abordar las devoluciones en caliente
Tras la constante negativa de Interior a regular este asunto –lo fiaba a una futura revisión de la Ley de Extranjería–, el PSOE se sumó en el último momento a una enmienda transaccional de Unidas Podemos y PNV en la que solo se hablaba de la necesidad de que estos rechazos se produzcan “respetando la normativa internacional de derechos humanos y de protección internacional de la que España es parte”.
Eso sí, los socialistas impusieron el plazo de 12 meses para modificar la Ley de Extranjería en este sentido, lejos de los tres meses propuestos por las otras dos fuerzas firmantes. Cabe recordar que, más allá del adelanto electoral, estaba previsto que la legislatura hubiera concluido en diciembre de aquel año, por lo que hubiera sido poco probable una modificación de ese calado en ese breve periodo de tiempo.
Por esta razón, ni ERC ni EH Bildu aceptaron la propuesta del PSOE sobre las devoluciones en caliente. Después del acuerdo anunciado este jueves, además de EH Bildu, ERC celebró que “el PSOE ceda ante sus demandas” sobre la reforma de la ley mordaza. “Nos alegramos mucho y lo hacemos nuestro. Son reivindicaciones fundamentales que Esquerra Republicana ha defendido durante muchos años, y hoy celebramos que se logren”, señaló el portavoz republicano, Gabriel Rufián.
Para explicar el cambio de opinión con respecto a hace un año y medio, desde el Ministerio del Interior echan balones fuera y subrayan que el objetivo de la reforma de la ley es “contar con una ley moderna, alineada inequívocamente con los valores constitucionales”. Asimismo, se remiten a las palabras de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, quien emplazó a hablar con todos los grupos para impulsar la tramitación parlamentaria de la reforma “si existe consenso para hacerlo”.
Fuente: InfoBae