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Rita, la “protectora” de cultivos que apuesta a tejer redes para dar sostén a la sustentabilidad

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“Lo que me gusta de lo que hago es que no es rutinario, porque un día puedo estar en el campo en un control de cosecha y al día siguiente en una reunión protocolar con autoridades, ese contraste me encanta”.

Así habla Rita Robledo, de voz alegre, del otro lado de la comunicación virtual. Es fundadora y líder de equipo en ProyectAgro, una consultora en la que hacen asesoramiento, monitoreos y ensayos, y es la presidenta de la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (AAPPCE)

Está casada con Esteban (“Me apoya mucho en mi trabajo, es fundamental para que yo pueda hacer lo que hago”) y tiene dos niñas, una de 13 y otra de 10 años. Su madre era profesora de dibujo y pintura. Su papá, comerciante, tenía una bicicletería en el centro de Pehuajó.

Su vínculo con el campo viene por el lado de sus abuelos maternos. “Tengo lindos recuerdos de ir con mis tíos y primos”, rememora. 

Su cable a tierra, lo que la despeja, es el padel. Pasen y lean: esta es otra linda historia de la serie de podcasts ELLAS.

– Arranquemos cronológicamente: naciste en Pehuajó y ¿en qué contexto te criaste? ¿De qué trabajaban tus padres? ¿Algo vinculado al campo?
– Mi papá era comerciante, tenía una bicicletería en el centro de Pehuajó muy conocida. Mi mamá profesora de dibujo y pintura, daba clases particulares en casa. Tenía tres turnos de chicos, uno a la mañana y dos a la tarde. Y mis abuelos maternos tenían un campo cerca de Mones Cazón (a unos kilómetros de Pehuajó), que se fue dividiendo y hoy conservamos una porción de ese campo que es, te diría, una chacra. 

– ¿Y te acordás de niña ir a ese campo? ¿Tenés recuerdos rurales de esa época?
– Siempre recuerdo esa etapa con mucho cariño. Vivían mis tíos en ese campo. Eran contratistas, tenían cosechadoras. Los primos amábamos jugar ahí. Llegábamos y nos íbamos directo. Me encantaba eso. Disfrutábamos mucho con los primos. Soy la más chica de todos, a veces me sacaban de algunas conversaciones (se ríe). A veces íbamos a la manga. Los olores eran de comidas de mi tía, por ejemplo, buñuelos de manzana, olores a frito, pasteles. Entrar a esa cocina y sentir olores ricos, de comida de campo. También las mesas largas, mis tíos, primos, éramos un montón. Las navidades en el campo. 

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– Pasó la adolescencia, y, terminando el secundario, te fuiste a estudiar. ¿Es cierto que tuviste que convencer a tus padres para poder irte? La otra pregunta es si agronomía era tu plan A y había un plan B…
– A mí siempre me gustó todo lo relacionado con la biología. También estuvo dentro de las carreras medicina. Pero como bien decías, en mi casa no estaba internalizado que yo me iba a ir a estudiar como pasa hoy en mi casa, que mis hijas no dudan que se van a ir a estudiar después del secundario. En esa época no era tan así. Yo sabía que me quería ir a estudiar. Y dentro de la biología, que era lo que me gustaba, agronomía era una carrera a la que podía aspirar y que también iban a aceptar mis padres. ¡Yo tenía que presentarles un plan! A Buenos Aires o La Plata era muy caro. No daba. Pero encontré que en Santa Rosa, La Pampa, estaba agronomía. 

– Lo lograste…
– Sí, mi hermana, siete años más grande, siempre fue mi aliada en esto. Ella no se había ido a estudiar, había hecho profesorado de francés en Pehuajó, pero siempre me alentó y apoyó muchísimo. Me acuerdo que fuimos los cuatro a inscribirme, me encantó porque era en el campo. Muy feliz de haberme podido ir a estudiar. 

– ¿Tuviste que trabajar en esa época?
– La carga horaria era muy pesada, mañana y tarde, era casi imposible. Sí, cuando estaba ya terminando tuve unas becas en el INTA, me pagaban algo y servía. Y después, recibida ya, me fui unos meses becada a España. 

– De la idea que tenías inicialmente sobre agronomía y las salidas laborales, ¿descubriste cosas nuevas? ¿O el camino que transitaste es el que te habías imaginado?
– No. Nada que ver con lo que me había imaginado. Siempre pensé en la nutrición animal. En casa era la loca de los animales. Veterinaria, de hecho, había estado entre las carreras posibles. Es más, la beca fue en nutrición, pero después, cuando empecé a buscar trabajo salió primero un trabajo en una agronomía, después con un asesor CREA, y ahí empecé a relacionarme más con la agricultura y hoy estoy trabajando más que nada en la protección vegetal. 

– Contame de esa estadía en España, ¿qué aprendiste más allá de lo académico?
– Estuve tres meses, fue corto pero no me la olvido más. Vivía en un edificio donde estábamos todos los chicos de intercambio y me tocó compartir departamento con una chica de Brasil que estaba en un área totalmente distinta, sistemas. Y en la facultad compartía con una chica de Panamá. Éramos como 40 jóvenes que hacíamos estos intercambios. Eso fue lo más rico. Compartir otras culturas. Muy enriquecedor. En lo académico nada que ver con lo que hice después, pero todas las experiencias suman y hay que saber aprovecharlas. 

¿Cómo te ha ido siendo mujer en el medio rural? ¿Es cierto que le decías a tu marido: “quién me va a dar trabajo a mí en esta sociedad machista”?
– Sí, totalmente, me estaba por recibir y le decía a Esteban… “Yo ya me recibo, siempre fui aplicada, pero ahora salgo al mundo laboral y ¿quién me va a dar trabajo a mí? Encima en este mundo machista… Después empezás a trabajar, te empezás a relacionar, y lo que vale es lo que tenés para aportar más allá del género y la verdad que nunca lo sentí como una limitante. Siempre tuve miedos, pero una vez que empecé, nunca fue una limitante. Al contrario, creo es algo distinto que tenemos para aportar las mujeres y cuanto más diverso es un equipo mejor es. No he tenido ningún inconveniente. 

– ¿Cuál es el rol de la familia en una actividad que te obliga a salir, moverte, ir al campo, viajar? El rol de tu marido, la comprensión de tus hijas…
– Creo que es fundamental tener un compañero que te apoye, acompañe, que valore lo que hacés y que se dé cuenta que para uno es importante. Yo creo que el rol de mi marido es fundamental. Incluso es él el que me empuja muchas veces a hacer cosas que me generan dudas, o me dan fiaca. Viste que las mujeres somos culposas a veces de irnos y dejar la familia. Mis hijas también me bancan. Lo que soy también se los debo a ellos. 

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– Contaba en la introducción que sos hoy consultora, asesora, y presidenta de AAPPCE, ¿Qué querrías mencionar de la actualidad de lo que hacés? ¿Qué se podría mejorar? ¿Qué problemática los ocupa hoy?
– Todo momento tiene su complejidad, y los desafíos que hoy se nos ponen delante son muchos. Trabajar en una producción que sea sustentable en todo sentido, económico, social, ambiental. Estamos muy demandados con eso por parte de la sociedad. Y creo que somos parte de la solución, y me parece que la sociedad nos tiene que ver así. Una solución que no va a venir de parte de una persona, sino de un trabajo en red. Esa es la manera que entendemos el trabajo en AAPPCE, nos nutrimos del conocimiento de todos y entre todos. Esa es la manera que tenemos que abordar los desafíos que se vienen. 

– ¿Qué te enamora de lo que hacés hoy? ¿Qué te gusta?
– Lo que más me gusta de mi profesión es que no es rutinaria. Un día estoy en un control de cosecha porque faltó alguien y me voy al campo, tomando mate en la casilla. Y al día siguiente estoy en una reunión más protocolar. Esas cosas que tiene la profesión me encantan. El rol que ocupo, lo que hago es así. Yo no estoy todos los días en el campo. Quizás una semana estoy en el campo y otra semana estoy escribiendo informes, con reuniones virtuales. Me gusta que no es para nada monótona. Y si miro un año para atrás, hoy estoy haciendo cosas que el año pasado no hacía. Todo es muy dinámico. Me gusta que mi trabajo sea así. 

Disertando

FUERA DEL SURCO

– ¿Algún hobbie, actividad que te resetee? Alguien me contó que te gusta el padel.
– (Se ríe). Si, me encanta jugar al padel, soy bastante fan. Y si estoy en Pehuajó y me llaman para jugar un partido, dejo lo que estoy haciendo y voy. Así nomás. 

– ¿Sos de las que de chica jugabas al tenis y después te aggiornaste al padel?
– Yo de chica jugué al padel. Cuando tenía 15-16 años estaba de moda. Después desapareció y ahora resurgió. En ese resurgir empecé a jugar antes de la pandemia. A mí me desconecta, es un rato que en lo único que pienso es en pegarle a la pelotita. Y te relaciona con otra gente, empezás a abrir el círculo. 

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– ¿Qué elegís cuando escuchás música? ¿por dónde vas?
– Mirá, se abre una grieta. Yo soy muy fan de Luis Miguel. Lo voy a ver a los recitales. Está primero en mi playlist. Mis hijas se saben todas las canciones. Me cargan mucho. No les queda otra que escucharlo. 

– Ah, claro… ¿Y cuándo se suben al auto tenés vos la potestad musical o es un poco y un poco?
– Y, vamos negociando, pero todavía mamá tiene algo de influencia… también me gusta el rock nacional. En mi adolescencia escuché mucho Fito Páez, después dejé y con la serie volví a escucharlo. Queen también… Joaquín Sabina, Maná… de todo un poco.. 

– ¿En la cocina como te va?
– Si estuviera acá mi marido diría que muy mal… (se ríe). El que cocina realmente es él. Yo poco y nada. Pero me ocupo de la rutina que no es poco. Si tengo que cocinar tengo mi tarta de frutilla… la mejor del oeste bonaerense, me animo a decir. 

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– ¿Sos de mirar series, películas?
– Si, miro. Lo que me gusta es la ciencia-ficción. “Matrix” me encantó. Me voló la cabeza. Hay otra que no es tan conocida que se llama “El precio del mañana”, en la que las transacciones se hacen con tiempo de tu vida. Esa metáfora del tiempo y cómo lo usamos me pareció muy interesante. Es la que tienen lo que les queda de vida en la muñeca… Después “Dark”, “Outlander”, que me encantó. “Game of Thrones” también. Ese es mi estilo. Pero te veo todo. Me gusta ver películas y series. Miro cosas con mis hijas. Disfruto de eso. 

– ¿Algún lugar en el mundo que te gustaría visitar?
– Europa siempre me parece que es inagotable. Siempre hay que volver, lugares por descubrir. Me gusta viajar e investigar del lugar que visitas. Y si me voy de lo clásico, Egipto también. Me gustaría, no conozco. Cuna de la agricultura y de la agrimensura, mi marido es agrimensor. Asi que esperamos en algún momento poder ir. 

– La última pregunta es si tenés una frase de cabecera, o una guía de vida…
– Tengo varias. Hay una que me gusta mucho y habla del tiempo, es del escritor francés Gustave Flaubert: “El futuro nos atormenta, el pasado nos retiene, y es por eso que el presente se nos escapa”. Esto lo tengo muy presente siempre. Que no se me escape el presente. Disfrutar, el hoy, la familia, los hijos, momentos. También en el trabajo. A veces uno vive tan enloquecido. Pero hay que poner un freno y mirar. Pensar en los para qué… ¿para qué me voy a preocupar por algo que no lo vale? Pero también tengo otras. Yo soy mucho de decir “el que hace se equivoca”. Porque es cierto, es así. Soy de la acción, del hacer. A veces uno se equivoca, pero es preferible equivocarse haciendo que no hacer nada. También me gusta “nada es perfecto”, somos todos imperfectos y con esa imperfección hay que salir adelante. 

MUJERES EN CAMPAÑA

“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.

La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Natalia Álvarez, referente de Marketing New Holland Argentina.

Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.

El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó Álvarez.

Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.

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