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Ford completa su mayor inversión en 65 años y mira con buenos ojos al RIGI para la próxima

“Completamos lo que arrancamos. Era lo que nos faltaba”, sonríe Martín Galdeano, presidente de Ford Sudamérica. Lo cuenta con el último hilo de voz que le queda, después una semana exigida con presentaciones y, fundamentalmente, el rigor de los viajes, entre aeropuertos, aviones y los climas cambiantes de los distintos países de la región. “Ahora, estamos mirando hacia adelante”, agrega. En tal sentido, mira con buenos ojos al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI),  la gran palanca de la Ley Bases con la que el Gobierno espera destrabar fuertes desembolsos para el país.

“Cualquier régimen de promoción de grandes inversiones es muy importante. Lo fundamental es que dé previsibilidad para hacer inversiones sustanciales a largo plazo. Eso es algo muy importante”, opina. Ya encendió el motor. Pisa el acelerador, avanza. “También es importante que empresas como la nuestra compitan contra la llegada de una compañía nueva que entra en la Argentina. La competencia es buena. Nos hace mejor a todos. La clave es que dejes a todos compitiendo por igual”, plantea.

Es una velada alusión a una de las críticas que, desde la industria automotriz, se hizo al régimen: que abre la puerta al ingreso de automotrices extranjeras -en especial, chinas-, con condiciones más beneficiosas que las que cuentan las terminales ya radicadas en el país.

Galdeano está en su casa, la planta del óvalo en General Pacheco. Minutos antes, inauguró la planta de motores, el último tramo (u$s 80 millones) de la inversión de u$s 660 millones puesta en marcha en diciembre de 2020 para renovar a pleno el complejo, de más de 60 años, de cara a la producción de la nueva generación de la pick-up Ranger, el modelo de mayor volumen de ventas de la marca en la región.

La planta de motores funciona en el mismo edificio donde, históricamente, se hicieron los propulsores de modelos como el Falcon y las series F de pick-ups y, más cerca en el tiempo, el Puma, que se utilizó la década pasada en la Ranger. “Sólo quedaron el piso y la pared de la planta”, dicen en la empresa. La línea se renovó totalmente, desde el layout hasta la incorporación de robots, digitalización y tecnología de manufactura 4.0.

La actividad comenzó días atrás con el Lion V6  de 3 litros y 250 caballos de velocidad (CV). El corte de cintas llegó con novedad: en el próximo semestre, se sumará otro motor turbodiesel, el Panther 2.0, de cuatro cilindros y 170 CV. Entre los dos, se proveerá de motores fabricados en el país al 85% de la producción de Ranger. Hasta hace meses, Ford sólo hablaba del 50%, con un solo modelo.

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“Siempre estamos mirando hacia adelante. Terminamos definiendo lo que eran las mejores opciones de motorizaciones para hacer a la planta más eficiente”, explica Galdeano sobre la novedad. En números, significará que, este año, Ford hará 51.000 motores, sobre un plan de producción de Ranger cuyo piso es de 60.000 unidades. El 50% usa motores Lion V6 y el 35% tendrá el Panther.

Tras este desembolso, la planta de motores, que tiene 5000 metros cuadrados y emplea a 185 de los más de 3500 colaboradores en Pacheco, amplió 20% su capacidad de producción. Tiene un potencial para 82.000 motores al año, operando a dos turnos. Requirió la participación de equipos de ingeniería de la Argentina y de Brasil, y utiliza un sistema inteligente de gestión de calidad con más de 2000 sensores y 50 cámaras para monitorear motores y componentes a lo largo del proceso. El 100% de la energía que usa es de fuentes renovables.

“Cuando decidimos invertir cerca de u$s 700 millones, fue porque queríamos redefinir el segmento de lo que una pick-up mediana tenía que ser. Eso significaba hacer una transformación total de Pacheco. Así como un tercio del desembolso fue a desarrollo autopartes locales, también teníamos que hacer una inversión para tener una planta automotriz de punta a punta”, explica Galdeano, acerca de cómo encajó la planta de motores dentro de ese esquema de “planta de producción integral”, que motivó la mayor inversión que hizo Ford en su complejo desde su construcción.

Tras el desembolso, Pacheco quedó con una capacidad de 110.000 unidades por año, un 70% más que antes de la inversión. Lanzó la Ranger en junio del año pasado. Cerró 2023 con 53.000 unidades de producción. Para 2024, proyecta un crecimiento del 10% al 15%, a contramano del retroceso que muestra la industria automotriz en general: en cinco meses, la producción de vehículos en el país cayó 23,8%, a 242.255 coches, según estadísticas de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). Las exportaciones retrocedieron 17,7%, a 105.955 unidades, y las entregas al mercado interno, 20,3%, a 162.723 ventas mayoristas.

Con los motores Lion V6 y Panther, Ford abastecerá localmente al 85% de la producción de la Ranger.

Ford envía al exterior dos tercios de su producción. Brasil es, en los planes de su CEO, el principal motor de ventas. “A inicios de año, veía una industria de 330.000 unidades. Hoy, la estoy viendo de 360.000 a 370.000. Hay algunos sectores que empezaron a dinamizar la demanda y pueden empujarla a la suba”, observa Galdeano. El año pasado, la industria automotriz había crecido 13,7%, a 610.715 vehículos, según Acara.

En el mercado interno, Ranger también está ganando volumen. A mayo, finalizó segunda en el segmento de pick-ups, con una participación de mercado del 30%, contra el 33% de la líder (Toyota Hilux) y el 23% de la Volkswagen Amarok. Según datos que difunde Ford, en 2023, Hilux tenía 30%, Amarok 29% y Ranger, 24%. En 2022, la japonesa había logrado el 33%, la alemana el 29% y el anterior modelo de la estadounidense, el 18% de la categoría. “Las 24.000 unidades que vendimos en 2023 es un volumen que no teníamos desde 2008. Y desde 2009 que no teníamos un share del 28%”, celebran en el óvalo.

“Culminamos esta fase de inversión. Siempre estamos pensando hacia adelante”, dice Galdeano. Enfatiza la palabra “fase”. ¿Cómo sigue? ¿Cuál será el próximo proyecto? “Siempre tenemos opciones de las que hablamos con casa matriz”, responde. ¿Cuál será la próxima opción: un nuevo modelo o profundizar la huella de la Ranger? “Me gustaría tener más modelos. Pero la planta está concebida en función de Ranger. Las próximas inversiones estarán relacionadas con cómo hacer para tener más opciones en Ranger y seguir creciendo en ese producto”, responde, en la cornisa del hermetismo.

 Tranquera abierta a algo que empezó a oírse fuerte en las últimas semanas, sobre la posible producción de una versión híbrida de la pick-up. Sobre todo, en un año en el que las automotrices anunciaron inversiones por más de u$s 20.000 millones en Brasil que, en su mayoría, se destinarán a la producción de vehículos híbridos o eléctricos.

Después de la reestructuración regional que hizo Ford hace tres años, cerró sus fábricas de Brasil y la Argentina se convirtió en su único polo productor de vehículos de América del Sur (Nordex, de Manuel Antelo, le hace el utilitario Transit en Uruguay). 

“Ford Motor Company anunció que atenderá a los clientes de la región de Sudamérica con un portafolio de emocionantes SUVs, pick-ups y vehíclos comerciales conectados y, cada vez, más electrificados procedentes de la Argentina, Uruguay y otros mercados”, decía el comunicado con el que, en aquel momento, Detroit anunció la decisión de poner fin a sus 100 años de presencia industrial en Brasil.

Fuente: El Cronista

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