En Entre Ríos, la construcción de terrazas eleva los techos de rendimiento
En Entre Ríos, la degradación de los suelos por erosión hídrica y la caída en los rindes que acarrea representa un serio problema, que los productores deben afrontar campaña tras campaña.
En este contexto, un trabajo elaborado por la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) expuso las ventajas de construir terrazas para evacuar los excesos de agua ocasionados por las lluvias intensas.
Daniel Tomasini, docente de Economía General de la facultad porteña, puso números a esta situación. Estimó que la erosión hídrica afecta al 35% de la superficie productiva a nivel nacional, unas 64 millones de hectáreas, que equivalen a más de dos provincias de Buenos Aires.
En el caso puntual de Entre Ríos, la situación es mas grave y el 75% de la superficie es susceptible a erosión. De hecho, más de 2,3 millones de hectáreas entrerrianas ya están degradadas.
En Córdoba, la erosión hídrica sigue creciendo y advierten que las terrazas son insuficientes
LA EROSIÓN EN ENTRE RÍOS Y LAS TERRAZAS
Un relevamiento que abarcó ocho ciclos agrícolas, reflejó que el uso de terrazas en este tipo de suelos revierte la caída de rindes en soja y maíz, con una mejora en la producción que mejora en hasta un 24% los márgenes rentables.
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Un dato a tener en cuenta es que Entre Ríos cuenta con una ley provincial de suelos, que contempla reducciones impositivas para quienes implementen prácticas conservacionistas.
La normativa incluye a las terrazas de evacuación, que como factor negativo requieren de un fuerte desembolso inicial para mover tierras a gran escala. La realidad indica que los U$S 100 por hectárea que cuesta contratar este servicio, suele desalentar a los productores para dar el primer paso.
LAS VENTAJAS PRODUCTIVAS DE CONSERVAR
En soja de primera, el trabajo de Tomasini calculó que mientras el manejo no conservacionista generó pérdidas de rendimiento 157 kilos por ha/año, la implementación de terrazas promedió una mejora de 86 kilos.
Por el lado del maíz, las pérdidas medias anuales disminuyeron un 61,1%, al pasar de 244 a 95 kilos por hectárea.
“Para la soja de segunda no encontramos diferencias entre ambos sistemas, y el trigo tuvo un comportamiento tan errático por enfermedades fúngicas que no fue posible realizar mayores análisis”, agregó.
En paralelo, el análisis demostró un rendimiento financiero positivo. La tasa interna de retorno de la inversión -un indicador comparable con la de un plazo fijo- osciló entre 18 y el 24% anual en dólares.
LOS BENEFICIOS NO SOLO SON PARA EL AGRO
Las ventajas de cuidar el suelo no solo repercuten de manera favorable en el campo. Tomasini consideró que los servicios ecosistémicos que brindan los suelos son beneficiosos para el ambiente y la sociedad. “Eso la comunidad local lo tiene muy presente y lo valora”, aseguró. el docente.
A modo de ejemplo, recordó las inundaciones en Gualeguay que ocurrieron hace unos años y afirmó que se podrían haber evitado, con planes de conservación en la cuenca.
“Las lluvias son cada vez más torrenciales por el cambio climático; los excedentes hídricos instantáneos van a ríos y arroyos, arrastrando barro e infraestructura, rompiendo cosas. Ese es el impacto que ve la sociedad”, argumentó.