Felipe II regresa un año a su «casa» y continúa su ‘Felicísimo viaje’ en la Galería de las Colecciones Reales
La Galería de las Colecciones Reales ha presentado este miércoles su primera obra invitada, ‘El Retrato de Felipe II’, pintado por Antonio Moro entre 1549 y 1550, que se alojará en la sala de los Austrias durante un año, procedente del Museo Bellas Artes de Bilbao, en lo que se ha considerado una «parada» en el ‘Felicísimo viaje’ del príncipe. «Felipe II ha vuelto a su casa y sigue con ese Felicísimo viaje. Ahora ha parado en la corte, cuyas colecciones se significaron y se sustanciaron gracias a sus mandas testamentarias. Es difícil encontrar un espacio donde este retrato encuentre un espacio tan maravilloso para contextualizar esta obra», ha señalado en rueda de prensa la directora de la Galería de Colecciones Reales, Leticia Ruiz. La directora se ha «congratulado» porque esta obra es «fundamental y significativa» para la institución y ha destacado la presencia «apabullante» de Felipe II, retratado con 22 años durante su periplo por Europa para «ser presentado como heredero ante los Estados Generales de Flandes». «Su viaje consolidó una formación que va a ser en él fundamental para luego pensar todo lo que va a ocurrir artísticamente en la corte, y por tanto en gran parte de la Península, incluido la propia arquitectura del escorial, con esa severidad tan parecida a muchas cosas que él había visto en ese periplo del Felicísimo viaje», ha enfatizado. Felipe II, según Leticia Ruiz, confío en Antonio Moro para esta obra por su «precisión en los rasgos físicos» y también por la «preciosidad» en los detalles de la vestimenta. En la obra, el príncipe luce un atuendo cortesano sobre el que Antonio Moro hace énfasis y sobre el que pende un collar, el Vellocino o Toisón de Oro, símbolo de la orden del mismo nombre. «Ese gesto de ‘auctoritas’, de poner la mano sobre el bufete, también se va a convertir en un gesto que se repitió durante casi tres siglos a la hora de hacer un retrato de corte. Esa elemental forma de retratarle en un fondo neutro, también es una marca de identidad de la casa. No hace falta más elementos porque la propia presencia del rey marcaba la majestad áurica que este tenía», ha explicado la directora de Colecciones Reales. Por su parte, la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, ha destacado que la Galería de las Colecciones Reales «ya ha cumplido con éxito esa primera etapa de ponerse en marcha». «Inaugurar el espacio de la pieza invitada es hacer honor a nuestra esencia, porque queremos ser un espacio vivo, despierto, que rota y que se mueve. Este es el primer paso», ha comentado. La obra es un préstamo procedente del Museo de Bellas Artes de Bilbao, adquirida en 1992, al que volverá el próximo año para la reinauguración de la institución vasca, como ha apuntado su director Miguel Zugaza. «Hasta que vuelva a Bilbao estará en su casa, en el más joven museo de la más antigua y admirable colección de arte del mundo que Felipe II ayudó a formar», ha indicado. Según ha explicado Zugaza, el retrato es una obra «capital», que originalmente formó parte de Colección Spencer, de la familia de Diana de Gales y fue el padre de la princesa de Gales quien decidió sacarlo al mercado. Por otro lado, Zugaza, ex director del Museo del Prado de 2002 a 2017, ha ensalzado la importancia de la creación de la Galería de las Colecciones Reales, un espacio que «cuesta encontrar en todo el mundo», al tiempo que ha destacado la doble condición pública y nacional de Patrimonio Nacional y de la Galería. «No sé si somos plenamente conscientes de la importancia de la apertura de este magnífico museo para nuestro país, para Europa y para el mundo. Creo que no ha habido un precedente tan importante como este en el último medio siglo», ha afirmado. Asimismo, el ex director ha elogiado la participación de algunos miembros del Museo del Prado en la puesta en marcha de la Galería. «Esto demuestra que el Prado no era un enemigo, más bien era un gran amigo en este proyecto», ha indicado. LA RODELA DEL JUICIO DE PARÍS Fruto de esta colaboración entre Patrimonio Nacional y el Museo de Bellas Artes de Bilbao, la ciudad vasca exhibe algunas «obras invitadas», procedentes de la Real Armería del Palacio Real de Madrid, como ha definido Ana de la Cueva. En concreto, estas tres obras son ‘La rodela del Juicio de París’, una celada y un arcabuz. Las tres fueron producidas en la Fábrica de Armas de Eugui (Navarra), adquirida por Felipe II en el siglo XVI. Las piezas están acompañadas de un aparato documental del siglo XIX, procedente del Archivo General de Palacio y de la Real Biblioteca: un libro ilustrado con las producciones de la armería, publicado por el medievalista francés Achille Jubinal; fotografías de época de Charles Clifford y Jean Laurent; y el álbum fotográfico del Conde de Lipa.
Fuente: InfoBae