De niño sufrió la parálisis de los miembros inferiores y un infarto lo empujó a un cambio de vida: subió al Himalaya, cruzó los Andes y debutó con un podio en el rally
“Lo difícil se hace, lo imposible se intenta”. Esa es la frase de cabecera de Juan Ignacio “Jean” Maggi, quien a los dos años quedó inmovilizado en sus miembros inferiores por poliomielitis, pero el deporte le cambió la vida y pasó de correr maratones con una silla de ruedas a trepar el Himalaya con una bicicleta adaptada o cruzar los Andes a caballo. Ahora se entrena para viajar al espacio y su historia de superación llegó a Netflix de la mano del director Juan José Campanella. Por si fuera poco acaba de debutar en el automovilismo y lo hizo con un podio en el Rally Argentino.
En ocasiones la fuerza de voluntad puede hacer que una persona alcance metas inimaginables o cumpla con desafíos que parecen imposibles. Ese es el caso de este cordobés de 61 años, oriundo de La Docta, que tiene un inspirador relato que dio la vuelta al mundo y lo compartió en diálogo con Infobae.
“Cuando cumplí dos años tuve poliomielitis, porque la vacuna traía el virus sin desactivar. En el proceso de la fabricación de la vacuna hay virus que son más fuertes que el proceso de atenuación. Entonces en vez de protegerte de la enfermedad, te meten la enfermedad. Igual soy pro vacuna. Una de cada dos millones falla y me tocó esa. Lo mío fue un accidente que me paralizó los miembros inferiores y otros como los tríceps de la mano izquierda”, recuerda.
Fue orillando sus cuatro décadas cuando sufrió un infarto que fue el punto de quiebre en su vida. “Tuve 37 años sin aceptar mi condición. Pesaba 19 kilos más que ahora, fumaba dos atados de cigarrillos por día. En términos automovilísticos, venía derrapando en todas las esquinas. Esos excesos me devolvieron un infarto y eso me salvó la vida. Fue ante un ultimátum de mi esposa, que me dijo que no me aguantaba más en esta situación, y cuando volvía a casa me infarté”, revela.
A partir de ese momento, el deporte fue la llave para cambiar su vida y concretó desafíos extremos. “Me reinventé de la mano del deporte con una silla de ruedas. Primero corrí una maratón, después la Maratón de Nueva York, empecé a jugar al tenis, al básquet, corrí el Iroman 70.3 de Miami y un día pensé dónde era el lugar más alto del planeta para ir con una bicicleta adaptada y fui al Himalaya en 2015. Llegué a 5.600 metros sobre el nivel del mar. Es el sector más alto del mundo en el que podés llegar con ruedas. Fuimos con un equipo de once personas, que son lugareños, y dos cineastas que filmaron todo y las imágenes aparecieron en el documental de Netflix. Estuve once días pedaleando a través de 480 kilómetros. Fue una experiencia única e irrepetible. También crucé los Andes con uno de los sobrevivientes de la Tragedia de los Andes, con Gustavo Zervino; lo hicimos a caballo”, afirma. También practicó de forma adaptada esquí, y equitación.
Sus hazañas trascendieron y se convirtió en un abanderado para que los discapacitados puedan tener más oportunidades. Su objetivo fue mostrar que pese a cualquier condición los objetivos se pueden cumplir. “A medida que yo iba aumentando los desafíos me di cuenta de que mi voz por los derechos de las personas con discapacidad podía aumentar. Por eso decidí poner la fundación en 2016 y una fábrica de bicicletas adaptadas, con el detalle de que todas las personas que trabajan en la fábrica son discapacitadas”, cuenta.
“Mi padre tenía una empresa constructora y también heredé un campo. Mi viejo era el representante de IBM más grande que estaba en la Argentina y cuando tuve el infarto vendí mi empresa y justo coincidió con que heredé el campo de mi padre. Me dediqué a la parte deportiva y a la fundación, y vivo de rentas”, agrega.
Luego de publicar su biografía, su ejemplo de lucha se globalizó en Netflix y de la mano de Juan José Campanella, el director de El secreto de sus ojos, ganadora del Oscar a “Mejor Película Extranjera” en 2009. “El jefe de noticias de Cadena 3, Carlos Marco, escribió mi biografía y le dije ‘che, quiero mandarle esto a un cineasta groso, onda Campanella’. Él me pasó su celular y le mandé un WhatsApp. Me fui a entrenar con la bici y a las dos horas tenía su respuesta en un audio. Pensé que me había equivocado de número, pero era él. Cuando pongo el audio me dijo que le gustó mi frase ‘lo difícil se hace, lo imposible se intenta’. Dijo que es la frase con la que él siempre quiso explicar algo y que esto lo resumía muy bien. Nos pusimos a charlar y a los dos meses le mostré el crudo de todo lo que hice en mi carrera deportiva más las imágenes del Himalaya. Él fue el que me puso ‘Jean’. A los nueve meses terminamos el documental ‘El límite infinito’, se lo presentamos a Netflix y lo terminó de poner en la plataforma. Después se hizo un segundo documental sobre la fábrica de bicicletas que está libe en YouTube que se llama ‘Súper Adaptados’ y que ganó un Premio Emmy en la categoría Interés Humano”.
Lejos de conformarse hasta consiguió que Diego Torres le pusiera música a su historia, que lo inspiró para la canción Hoy, de su último disco (Atlántico a pie, 2021). “El socio de Campanella hizo la película Re Loca (2018) en la que actuó Diego y Natalia Oreiro. Cuando lo acompañé a Campanella a un festival de cine, lo conocí a Diego, quien le interesó mi historia y me contactó con Gerri Cea, quien lo ayuda con sus canciones. Él suele ir a comer al restaurante donde también va Lionel Messi, que se llama Prima Pasta y el dueño del lugar es amigo suyo. Los tres fuimos a andar en bicicleta y se armó el tema, que está en el último disco de Diego”, cuenta.
El concretar todas las metas, lo motivó a soñar con algo que primero pareció un imposible, pero que de a poco tomó forma: viajar al espacio. “Estuve 14 años mandando cartas a las compañías que arman los viajes de civiles al espacio. Cuando vieron mi documental en Netflix en el que subí al Himalaya con una silla de ruedas, la jefa médica de la empresa de Virgin Galactic dijo ‘que haga las pruebas y en todo caso que quede afuera por las pruebas, no que lo dejemos afuera nosotros por la etiqueta de la discapacidad’. Hice todas las pruebas en un master center, que es un centro en Filadelfia para formar astronautas civiles. Me certifiqué para hacer un vuelo suborbital. También estoy en contacto con una empresa que quiere elevar un globo al espacio con ocho pasajeros y ahí propongo subir todas personas con discapacidades. Estoy en conversaciones con todos, me siento listo y con muchas posibilidades para ver si en algún momento me puedo subir a alguna nave. Esto yo no lo puedo pagar, y por eso propongo llevar la discapacidad a otro ámbito. Intentar demostrar que la discapacidad no es una dificultad, sino una oportunidad para mostrar el potencial humano”, asevera.
En tanto que su estreno en el automovilismo fue por medio de los hijos del recordado Miguel “Pichirilo” Torras, un emblema del Rally Argentino. “Tiene dos hijos que corren, uno que es Martín, que está de novio con mi hija, y otro es Manu Torras, que es el que corre conmigo y fue campeón argentino de rally en la clase de los Ford Fiesta. El año pasado le pedí a Martín si me llevaba a dar una vuelta y ahí se me prendió el bichito”, confiesa Jean.
Aquella primera experiencia lo hizo prepararse para poder ser navegante y contó con el apoyo de un excelso en la butaca derecha como Rubén García para poder aprender el rol de navegante, que es quiens lee la hoja de ruta y orienta al piloto. Otro referente del rally nacional, Gabriel Pozzo (campeón mundial 2001 en la Copa de Autos de Producción), le dio una mano y le . “Nos fuimos en una chicana en la que perdimos 20 segundos y el primero nos sacó 10 segundos que un piloto local que solo esa carrera del campeonato argentino ya que compite en el zonal. Ahora en stuviesen las condiciones para que un piloto discapacitado pueda participar”.
El certamen argentino de la especialidad nació en 1980 y es uno de los más fuertes del continente. Llegó a compartir fecha con el Mundial de Rally en las 39 ediciones en nuestro país. En la apertura del actual campeonato corrida 2 y 3 de marzo en General Madariaga, en el Rally Pagos del Tuyú, Jean y Torrás terminaron segundos en la clase Maxi Rally con un Renault Clio. “Nos fuimos en una chicana en la que perdimos 20 segundos y el primero nos sacó 10 segundos. Ahora en Jesús María cambiará la topología. Manu se está adaptando al auto, que es un Renault Clio con tracción doble, motor turbo de 287 caballos de potencia y llegan a 180 km/h. Yo me la paso viendo cámaras a bordo para aprender”, asevera.
Por su rutilante bautismo en el mundo de los derrapes, hasta recibió un saludo de Guillermo Francella: “Ahora rally, Jean. ¡Qué maravilla! ¿En qué deporte no te enganchás? En todos. Hacés todos. ¿Encima saliste segundo? Te felicito. Hermosa mañana, ¿verdad? Te mando un abrazo grande Jean”, le dijo el actor en un video que le mandó.
Jean Maggi sostiene que su experiencia arriba de un auto de carrera “es su combustible”. Su incursión en el automovilismo es atinada con su filosofía de vida ya que fue a fondo en su lucha por superación. Supo a tomar la discapacidad como una gran oportunidad para mostrar el poder de voluntad que puede tener una persona. Es un ejemplo de ello y tiene una historia muy inspiradora, porque cambió su vida y buscar hacerlo con los demás.
Fuente: InfoBae