El choque de Roggio con Angelici, detrás del Córdoba Open
El ATP 250 de Córdoba que abrió esta semana el circuito de tenis latinoamericano de polvo de ladrillo sirve para homologar la omnipresencia -y el peligro que eso implica- de las casas de apuestas y casino online en el deporte nacional. Mientras periodistas y famosos cobran fortunas para publicitarlas y en varios países se prohíben para no estimular la ludopatía en jóvenes, Córdoba acaba de sumarse a los distritos que legalizaron y habilitaron la industria del juego en plataformas.
Por esa razón, y también porque corre de atrás contra sus competidores, puede explicarse y entenderse que el patrocinador principal del ATP cordobés sea Betsson, la multinacional sueca que está en el frente de la camiseta de Boca y en el dorso de la de Racing, y que desarrolla, mes a mes, una agresiva estrategia comercial en el deporte para posicionarse como líder del negocio a nivel nacional.
En Córdoba, como publicó LPO, la empresa PlayCET, de los empresarios Aldo Roggio y Miguel Ángel Caruso, lidera el flamante negocio (fue elegida por el 86 por ciento de los 15.608 jugadores registrados en la primera semana) que también incluye a Bplay, del Grupo Boldt de la familia Tabanelli, y Jugadón, de Casinos de San Luis, completan una torta que hasta hace una semana tenía a Betsson en línea de espera.
“El Córdoba Open nos pareció una excelente oportunidad para comunicar que Betsson consiguió su tercera estrella y ahora, además de estar presentes en Ciudad y Provincia de Buenos Aires, estamos en esta increíble provincia”, difundió la empresa para promocionar su sponsoreo y su habilitación para operar en suelo cordobés.
En la industria del juego online, Córdoba era el vértice que faltaba para consolidar el triángulo del negocio: ahora se suma a CABA y la provincia de Buenos Aires, los tres distritos con mayor cantidad de habitantes de la Argentina.
Al igual que como hizo para obtener las licencias en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, en Córdoba Betsson debió asociarse con Casino de Victoria, cuyo dueño es el poderoso empresario entrerriano Daniel Mautone, el histórico socio del expresidente xeneize Daniel Angelici, otro zar del juego que busca, desde hace años, entrar al negocio de las apuestas. Angelici incidió, a través de Mauricio Macri, para que en 2021, por iniciativa del bloque de Juntos, entrara a la legislatura provincial el proyecto de legalización del juego online.
Además de compartir sus extendidas y altísimas influencias en la arena política, Mautone y Angelici comparten la propiedad de tres bingos: el de Ramallo, Pergamino y Maipú. Ambos fueron autoridades de la Cámara Argentina de Salas de Bingos y Anexos.
El expresidente de Boca siempre está detrás de escena en este tipo de cuestiones: en la mayoría de las provincias donde se legalizó el juego online, se consignó que ningún dirigente deportivo puede ser partícipe de una sociedad del rubro.
Fuente: La Politica On Line